sábado, 18 de abril de 2009

La discriminación en el aula llega al maltrato psicológico y físico.

La discriminación en el aula llega al maltrato psicológico y físico
Romper o esconder objetos personales, dejar mensajes escritos, burlarse de señas personales y colocar apodos, son cosas “normales” entre chicos. Pero cuando estas acciones se dan de modo agresivo y se llega al punto de planear citas o amenazas a escondidas de manera continua y siempre contra un blanco específico, los juegos de chicos se convierten en problemas graves.
Los especialistas coincidieron en llamarlo “bullying”. Se da cuando un alumno o grupo mantiene una conducta de persecución física y/o psicológica contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques.
El termino deriva de la palabra inglesa "bull" que significa toro y es utilizado como sinónimo de torear o patotear.

  • Síntomas

Para Lagomarsino es difícil que los maestros puedan detectar cuando un chico está padeciendo violencia de este tipo porque en la actualidad los cursos son muy numerosos. Sin embargo, sostiene que hay ciertos síntomas que se ven y deben tenerse en cuenta tanto por los padres como por los docentes.
“Los chicos no lo van a contar pero se evidencia, en general, por el bajo rendimiento escolar, la fobia de ir al colegio, la tristeza o depresión, la pérdida del autoestima y el no querer contar nada acerca del colegio. Estos son algunos de los signos que evidencian que algo está pasando”, explicó Lagomarsino.
Además advirtió que es común la discriminación entre pares en la edad de la pre pubertad y pubertad y que lo que va a dar la pauta es el grado en el que estas acciones se dan.
En tanto, su colega, Suarez agregó que si estos síntomas son pasados desapercibidos o desatendidos en algunos casos –que dependen de factores personales- pueden llegar a causar en la víctima cuadros de neurosis, reacciones muy violentas y hasta el suicidio. Superar la situación
Para Lagomarsino salir del lugar del hostigado es muy difícil si se trata de hacerlo solo por lo que aconsejó que el tema sea tratado tanto por el colegio de forma grupal como por una terapia individual. Sin embargo, advirtió que muchas veces hay que pensar en un cambio de colegio.
“Me acuerdo que en el primario tenía unos compañeros que me pegaban siempre y me hacían las mil y una. Me esperaban en el baño cuando estaba solo, a la salida cuando las madres se iban, siempre encontraban el momento” recordó Francisco (19) que luego de frustradas charlas de su madre con las maestras se cambió a otro colegio en el cual pudo terminar el ciclo sin problemas.
Para Cecilia, docente de un colegio primario, es difícil percibir situaciones de estas porque es “un tema muy vedado ya que el mismo grupo genera como una coraza”. Sin embargo, “cuando se detectan se trabaja con la familia de ambos porque es fundamental que haya criterios comunes entre la familia y el colegio”.
Del mismo modo, aclaró que la idea es prevenir para que no pase a mayores pero sin sentar a nadie en el banquillo de los acusados. “No se trata de juzgar a nadie sino a la situación”, aclaró la docente.

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